Por: HAROLD DAVID CHARRIS
La televisión es un medio de entretenimiento presente en lugares públicos y privados, lo que nos indica el interés que despierta en la audiencia y su nivel de impacto. Sin embargo surge una inquietud: hasta qué punto manejamos la televisión, ¿o la televisión nos maneja a nosotros?
La pregunta nace de una experiencia que tuve en un punto de pago de un servicio público. Una señora de aproximadamente 65 años de edad, se topa con una contrariedad cuando el cajero le informa que no reciben pagos del servicio de gas, solo de luz; como el recibo ya había sobrepasado la fecha límite, el empleado le indica que a dos cuadras del lugar lo puede cancelar. La respuesta de la señora sorprendió a más de uno: “Ah, no, si van a cortar el gas, que lo corten! Pero yo no me voy a perder mi novela por nada del mundo..!”.
Y lo más curioso de todo es que casi siempre creemos que las que sufren de ese mal son las “amas de casa”, las que no están laborando, las que pasan demasiado tiempo solas y su compañía más permanente es precisamente la televisión… Que son ellas las que se apropian de las escenas ficticias como una experiencia vivida sin diferenciar el real objetivo que se quiere transmitir ni mucho menos lo que es real y ficticio. Pero cuando empezamos a mirarnos a nosotros mismos, encontramos que con demasiada frecuencia caemos en lo mismo… O cuántas veces, como estudiantes universitarios que somos, hemos aplazado esa tarea, ese estudio, por seguir viendo nuestros programas favoritos. De igual forma cuando tengo que visitar a un amigo o ir a un cumpleaños y están transmitiendo unos de mis programas favoritos, un partido de futbol o una película de estreno, llego tarde por estar en expectativa de lo que esté sucediendo en el programa.
Ahora bien, la idea tampoco es que dejemos de ver la televisión, porque es un hecho real que por medio de ésta nos podemos informar con una rapidez extraordinaria de lo que está sucediendo en cualquier parte del mundo y darle un buen uso como herramienta para el eduentretenimiento. Pero debemos tomar conciencia de nuestra situación actual frente a la TV, la cual no debe interferir con el desarrollo de nuestros compromisos académicos, laborales o sociales. Toma el control, y no permitas que ella te domine…
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