Por: Arlys del Rosario Romero Plazas
Soy de la época en la que jugar a la lleva, o al escondido, bailar, o practicar algún deporte, constituían la expresión máxima de la diversión; la televisión y la tecnología todavía no habían alcanzado el papel preponderante que tiene hoy día, o tal vez era que los padres se enfocaban en que sus hijos encontraran formas de entretenimiento más diversas.
Indudablemente, a través de mi experiencia personal, he podido inferir, que la mejor forma de aprender, es por medio de la diversión y el entretenimiento. Por ello, el proceso educativo transmitido de esta forma, permite la adquisición de saberes, encerrando una amplia gama de actividades en donde interactúan el placer, el gozo, la creatividad y el conocimiento.
Lo anterior, es fundamental en el proceso de desarrollo de habilidades y competencias básicas para lograr la máxima dimensión del desarrollo de los individuos. Y siendo la televisión, ese medio maravilloso, capaz de mover masas, se constituye hoy por hoy, en una herramienta eficaz en el proceso del aprendizaje.
¡Que rico es aprender mientras te diviertes!, de esta forma, no solo fomentas tu desarrollo psicosocial, sino que además motivas la conformación de tu personalidad.
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